Intenta recordar la última campaña de publicidad online que te ha impactado. Quizá fuese un anuncio de un producto que habías intentado comprar o de un artículo relacionado con lo que estabas leyendo. Si ha sido lo primero es posible que te sorprendiese, pero negativamente, mientras que al segundo es más fácil que lo mirases con buenos ojos. Es solo un ejemplo de que, por mucho que hablemos del retargeting no ha desbancado a la publicidad contextual, ésta ha seguido utilizándose sin descanso.
La publicidad contextual, tanto en buscadores como en páginas web, lleva muchos años llevándose una parte del presupuesto de marketing. Mostrar un anuncio en base a las palabras clave que ha introducido el usuario o al tema de la página que está visitando es suficiente garantía de que le será de interés y, por tanto, querrá prestarle atención.
La personalización que supone acercarnos por esa vía al usuario resulta casi insignificante si la comparamos con lo que implica el retargeting, continuando con el ejemplo anterior. Buscando atraer de manera más personal, la publicidad ha evolucionado hasta un punto en que para muchos ha dejado de ser algo útil y se ha convertido en un motivo de desconfianza. Cuando parece que las marcas nos vigilan, nos volvemos más escrupulosos con la información que compartimos: desde los bloqueadores de publicidad al RGPD, el usuario tiene a su alcance muchas opciones para controlar su privacidad.
En BITCom hemos visto cómo esta evolución contribuía positivamente en acciones de muchos clientes cuando la campaña estaba bien configurada y no provocaba rechazo en los usuarios porque no era demasiado agresiva. Pero no hemos perdido de vista los beneficios que sigue proporcionando la publicidad contextual. Creemos que una buena estrategia consiste en elegir la mejor opción en cada caso, ya sea algo tradicional que a algunos les parece poco efectivo como una novedad que hay que valorar adecuadamente antes de implementar.
Las tendencias van y vienen. Funciona así en todos los ámbitos, también en marketing online. Hay que tener la vista hacia el futuro, pero sin olvidar que la personalización puede realizarse aportando cierto valor al usuario y sin necesidad de resultar muy intrusivos.